Su propósito de formar lectores competentes, nos lleva a promover la lectura de libros completos, aunque no podamos controlar con exactitud todo lo que el alumno aprende al leerlos. Por otra parte, orientar las acciones hacia la formación de lectores autónomos hace necesario redefinir la forma en que están distribuidos en el aula los derechos y deberes relativos a la evaluación.
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